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Al final ha sido la transparencia el método por el que ganaderos, el Ministerio de Agricultura y el resto de agentes que intervienen en el proceso de fabricación y venta al público de la leche han llegado a un acuerdo.
Hace meses que los ganadores están denunciando unos costes de producción superiores al precio de venta del producto, lo que les genera inevitablemente pérdidas. El Gobierno, considerando que era un caso temporal, otorgó ayudas para paliar estos efectos negativos en las ventas, pero la situación no ha cambiado ni un ápice.
De esta forma, si el precio de producción está en torno a los 0,34 euros, los ganaderos se ven obligados a competir con unos precios de 0,28 euros, lo que supone una considerable pérdida insostenible a largo plazo.
El pacto que se pretende firmar impondrá la normativa de reflejar en las cajas de leches todo el proceso de producción y su consecuente precio en la logística que va desde que el ganadero obtiene la leche hasta que el comprador la adquiere en el supermercado o tienda especializada.
En la actualidad el Gobierno tiene constancia clara de a qué precio lo vende el ganadero y a qué precio lo compra el consumidor. Pero entre ambos rangos hay todo un desconocimiento de cómo fluctúan los precios, por lo que la transparencia en este sentido parece el único camino viable para que los ganaderos puedan negociar con suficiente fuerza unos precios que, como mínimo, les aporten beneficios.
Desde el punto de vista del consumidor, esta medida es al mismo tiempo beneficiosa, ya que puede conocer en todo momento qué factor es el que está provocando realmente el incremento de precio de la leche o si éste en realidad debería haber bajado con anterioridad.
Desde el punto de vista de los agentes responsables de su tratamiento y envasado o transporte, esta medida es un toque de atención sobre los precios que están fijando, de forma que ahora tendrán que establecer precios reales, ya que a la mínima variación injustificada, estará expuesto a cualquier crítica o denuncia pública por alteración de precios injustificada.
Pero ¿qué sucedería en otros sectores? ¿Cómo afectaría que en la moda, otros alimentos y bebidas o incluso el sector tecnológico se conociera el precio de coste de cada fase de su producción y posterior venta? Si la situación de los ganaderos mejora sustancialmente, no sería de extrañar que otros sectores de la industria y la agricultura también soliciten medidas similares.
