Poner gasolina es imprescindible, al menos para gran parte de la población que necesita el coche para ir a trabajar de forma inevitable, ya que ni el transporte público llega a todas partes ni todo el mundo tiene la capacidad ni posibilidad de ir en bici o andando al trabajo.
Es por ello que el precio del crudo es de tanta importancia y en los últimos días los conductores están notando un descenso acusado del precio. De hecho lo cierto es que el precio del crudo está en mínimos de coste, casi similares a los de hace 6 años (40,7 dólares el barril).
Puede pensarse que el motivo de este descenso es la creación de coches híbridos, de coches eléctricos, de un descenso de la necesidad de la gasolina por escoger bicis y autobuses, de una general voluntad medioambiental de proteger el planeta… pero no. Llega el invierno y con él el consumo de crudo se debe extrapolar a la necesidad de ofrecer el calor suficiente para que en algunas poblaciones, sencillamente, puedan sobrevivir. Y, sin embargo, el precio del crudo sigue bajando.
Sería positivo que las tendencias sociales actuales puedan haber afectado a la necesidad económica de menos barriles por población, pero lo cierto es que el precio va descendiendo por una falta de acuerdo entre quienes tienen que tomar las decisiones, esto es, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
Hay dos posturas en la actualidad. De un lado, algunos países de América del Sur como Venezuela y Ecuador, junto a algunos países exportadores de África como Argelia, Angola, Libia y Nigeria, que defienden la necesidad de subir de una vez el precio del barril de crudo para mantener los beneficios fijados como objetivo. En el otro lado de este importantísimo debate está la mayoría de países de Oriente Medio, destacando Arabia Saudí como principal defensora de mantener unos precios bajos.
El argumento postulado es que si suben ahora el precio, perderían cuota de mercado, sobre todo por la estrategia aplicada desde Estados Unidos, que se está convirtiendo en un imprevisto agente activo de producción de crudo.
La forma de subir el precio sería reduciendo la cantidad producida de barriles, que actualmente se encuentra en unos 31,5 millones de barriles diarios. El fabricar demasiados barriles y ocasionar que el precio del crudo siga cayendo, obviamente afecta a las empresas en Bolsa dentro de este sector. No se espera una solución a corto plazo, por lo que muchos analistas defienden la venta de acciones en este momento. Comprar justo antes de la subida, como suele ser, será sinónimo de operación millonaria, pero el desacuerdo dentro de la OPEP impide vislumbrar cualquier decisión al respecto.