El grupo hotelero estadounidense Hyatt Hotels Corporation, ha anunciado que finalmente cesa la inversión sobre la Torre Agbar de Barcelona, que pensaba transformar en uno de sus hoteles de lujo.
Las complicaciones legislativas y supuestamente un problema de financiación, han dado al traste una operación millonaria que planteaba convertir al centro de la ciudad de Barcelona en un destino turístico de visitantes con alto poder adquisitivo.
Finalmente, el edificio ha sido comprado por 142 millones de euros por la empresa Merlin Properties (tras la fusión de Grupo Merlin y Metrovacesa) y, en lugar de destinarse al sector hotelero, será convertido en un centro de oficinas, cuyas instalaciones entrarán próximamente en alquiler. Se prevé que los ingresos por estas operaciones de alquiler serán de unos 10 millones de euros al año.
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Una licencia no aplicada
La actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, suspendió las licencias turísticas en la ciudad hasta resolver la situación, si bien el grupo hotelero contaba con la certificación previa a la aplicación de la nueva paralización del sector.
Sin embargo, se argumentan problemas para comunicarse con el Ayuntamiento y trabas interminables para el inicio del proyecto, con lo que al final se ha comunicado por parte de los inversores, los fondos de inversión Emin Capital y Westmont Hospitality Group, que no van a destinar más recursos al proyecto. De esta manera, Hyatt debe cesar de inmediato sus planes de inversión hotelera.
El proyecto de Grupo Hyatt en Barcelona consistía en convertir la emblemática Torre Agbar en un centro de referencia turística a la ciudad y permitiría haber creado hasta 350 puestos de trabajo.
Consecuencias de una inversión en oficinas
El hecho de convertir la Torre Agbar en oficinas supone un cambio de estrategia diferente, con respecto a lo que se planteaba en el centro de la ciudad barcelonesa. Además de una generación constante de beneficios por los alquileres, se potenciará los alrededores con nuevos centros de oficinas y servicios para los profesionales que se instalen allí.
Igualmente puede convertirse en uno de los puntos neurálgicos internacionales en los que oficinas de empresas multinacionales decidan trasladar o crear en el edificio su sede, sobre todo en el momento actual en el que muchas compañías están trasladándose desde Reino Unido a otras ciudades europeas.
No obstante, también tiene su parte negativa. En principio los beneficios por la venta del inmueble no son notorios, porque originalmente costó 130 millones de euros al Fondo Emin Capital. Igualmente no se crearán demasiados puestos de trabajo, salvo los mínimos relativos al mantenimiento y la seguridad del edificio.