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La conducción autónoma no puede depender exclusivamente de los departamentos de investigación de las compañías fabricantes de automóviles. Dado que se enmarca en un entorno tecnológico completamente nuevo, son empresas de hardware y software las que deben colaborar con las principales marcas interesadas en este tipo de conducción.
Una de estas compañías que ha iniciado recientemente un mayor acercamiento al desarrollo de coches autónomos ha sido la empresa fabricante de chips y procesadores Intel. La lógica impera en su estrategia de expansión, que se basa en invertir en unos vehículos que requerirán la existencia de uno o más procesadores y, obviamente, la empresa estadounidense quiere que lleven la marca Intel en la mayor parte de los casos.
Desde hace un año, Intel y la empresa Mobileye han estado colaborando. Esta compañía israelí está especializada en la fabricación de sensores o incluso cámaras, que permitan mejorar considerablemente el carácter autónomo del vehículo, gracias al registro del entorno que es capaz de realizar.
15.000 millones de dólares para acelerar el proyecto
El proyecto de desarrollo implica principalmente a tres empresas importantes. Por un lado Intel y Mobileye que están enfrascados en la creación, implementación y mejora potencial de estos sensores en los vehículos y, por otro lado, BMW que será la marca que tendrán los coches con esta tecnología.
Sin embargo, los responsables de Intel han sido bastante ambiciosos en cuanto a fechas y han asegurado que a finales de 2017 estos coches autónomos recorrerían las calles de cualquier ciudad.
Pese a que la normativa avanza a un ritmo que parece indicar un proceso bastante más lento, los de Intel no han querido quedar en mal lugar y han iniciado todas las medidas necesarias para poder acelerar el proceso.
Para ello, han considerado que la mejor opción es comprar Mobileye y controlar el proceso de producción e investigación todo lo posible. Por tanto, ha realizado una operación de compra de la empresa original de Israel, que se presenta a ojos analistas como el inicio de un proceso de absorción.
La compra ha sido efectuada por el valor de 15.000 millones de dólares, todo un récord para la historia empresarial de Israel, ya que es la primera compañía que es adquirida por extranjeros en una suma de dinero tan grande.
Aunque todavía no se han constatado consecuencias en el desarrollo del proyecto, para las acciones de Mobileye sí que ha supuesto toda una revalorización del 34,41%, llegando a cotizar 63,54 dólares la acción.
