Los establecimientos de Mercadona se han convertido estos días en protagonistas tanto de noticias como de sucesos, cuanto menos dantescos.
Venta de stock al completo, aglomeraciones por compra de alimentos, tensión con los empleados… La situación los primeros días en los que comenzó a expandirse el coronavirus por España fue preocupante, pese a que la empresa garantizaba el abastecimiento sin problemas durante los siguientes meses.
Ante la necesidad de poner orden en las compras de los ciudadanos, como también para ayudar a frenar la expansión de coronavirus, Mercadona ha invertido en medidas de seguridad y sanitarias, hasta el punto de que ha cambiado por completo la forma de comprar de todo el mundo.
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Inversión en medidas sanitarias de Mercadona
El control sanitario es el más importante, por eso en Mercadona, como también han hecho en otros establecimientos del sector, han invertido para un mayor control.
Para empezar se hace obligatorio el uso de guantes, que se ofrece de forma gratuita a todos los clientes, si bien se trata de material desechable que apenas sirve para realizar la compra con mayor seguridad.
Del mismo modo, todo el mundo debe utilizar el gel desinfectante sobre manos y guantes, con el fin de maximizar las condiciones de higiene existentes.
Además, se impone una distancia mínima de seguridad tanto a la entrada como en las cajas, con el fin de evitar una cercanía entre posibles personas contagiadas.
Inversión en seguridad en Mercadona
Además de las medidas de control sanitario, en Mercadona también han querido invertir para mejorar la seguridad y evitar que sucedan situaciones como las que se han vivido estos días.
Un agente de seguridad privada está en la entrada de todas las tiendas, controlando expresamente el acceso y la salida de los clientes. El objetivo principal es limitar el aforo y que los clientes entren de forma sucesiva, que no haya aglomeraciones y sobre todo que se pueda comprar sin riesgo.
Dentro de la propia tienda, la seguridad se extiende a los empleados. Las reposiciones deben respetarse, se solicita que se pregunte solo en caso de imperiosa necesidad y, a la hora de comprar, las cajas cuentan ahora con cristales de protección.
Curiosamente, no hay agentes de seguridad dentro de las instalaciones, lo que es lógico para evitar que haya tanta gente que no es consumidora directa en el establecimiento.
Con todas estas medidas, el control se ha reforzado, pero los problemas persisten. No tanto en términos sanitarios como de abastecimiento, pues incluso aumentando el stock disponible de muchos productos, estos siguen acabándose mucho antes de que finalice la jornada.