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Recientemente se ha aprobado una Ley que permite la circulación limitada de vehículos automáticos experimentales en algunas carreteras españolas que así solicitaran el permiso para su aplicación práctica. En teoría esto permitiría a fabricantes, proyectos de investigación universitaria y todo tipo de agentes económicos y científicos involucrados, poner en marcha las primeras flotas estos coches para perfeccionarlos y dejarlos listos para una conducción autónoma completa en futuro a corto plazo.
Dicho y hecho. El pasado 23 de noviembre el primer vehículo autónomo, el Citroën C4 Picasso ha conducido con un piloto completamente virtual durante 599 kilómetros, desde Vigo hasta Madrid. Puede que haya sido la primera prueba práctica en España pero no ha sido la primera del mundo (en Estados Unidos y en Japón ya llevan tiempo dedicado a estas investigaciones), ni tampoco será la última.
Esta situación, además de ser obviamente una noticia importante, también expone la actualidad del sector de forma muy clara. Y es que el desarrollo de la electrónica de conducción autónoma está muy avanzado. Tanto es así que los primeros coches con esta tecnología podrían estar a la venta en menos de 10 años con un incremento del precio (algo así como un extra a escoger por el comprador) que no sería demasiado excesivo y, como ha sucedido a lo largo de los años con otros extras, también podría convertirse en un sistema de serie completamente extendido.
Una de las razones por las que el avance ha podido realizarse tan deprisa es que la mayor parte de desarrollo electrónico necesario ya está implantado desde hace años. Las cámaras traseras, la navegación por GPS, los sistemas detección de señales, de obstáculos, de peligros… Todo ello ya estaba desarrollado con anterioridad y actualmente únicamente se está intentando mejorar estos sistemas. Es el avance de la autonomía en conducción lo que verdaderamente está provocando una evolución notoria en el sector. Y tan sólo está intentando conectar todos estos sistemas opcionales con el interfaz de control general.
Inicialmente se intentará automatizar el sistema en autopistas, posteriormente los vehículos podrán realizar conducciones complejas como adelantamientos a otros vehículos más lentos y, finalmente, será completamente normal la conducción por ciudad, siempre en base a un sistema guiado autónomo.
Curiosamente, este avance no se estima demasiado caro para su aplicación práctica en los nuevos vehículos. El hecho de pasar de opcional a de serie, podría suponer de hecho un equilibrio del precio total al coste estimado para obtener beneficios, sin que por ello el comprador vea inalcanzable cambiar o renovar su coche.
